domingo, 26 de julio de 2015

El trato que damos a los animales, es muy fácil de explicar.

Cuando decimos que debemos detenernos en la destrucción de los demás compañeros del reino animal, se nos intenta detener en base a un montón de excusas, no vale la pena reseñarlas, todos hemos ya escuchado todas en más de un millar de ocasiones.

Muchas de las excusas que escuchamos vienen de personas que reconocemos como buenas, que se preocupan por temas sensibles, que reclaman frente a situaciones de injusticia y que, en muchos casos, nunca dudan en ponerse del lado del débil. Pero no entienden por qué nos preocupan tanto los animales.

Es sencillo; entre los miles de motivos que existen para detener nuestra explotación de individuos de otras especies hay uno que debería ser sencillo de entender, el trato injusto que damos a los animales hoy, es el mismo trato injusto que nos dimos y nos damos muchas veces entre los propios humanos, por eso antes de hablar de igualdad, discriminación, violencia de género, explotación laboral y otros temas que parecerían ser macro o estructurales, sería bueno preguntarnos cómo estamos tratando al animal que tenemos al lado (humano o no humano). Y a no dejarse llevar por la idea de la superioridad jerárquica, porque detrás de ella hay escondido un pequeño bigote.

Zaffaroni, La Pachamama y el humano.

Zaffaroni, La Pachamama y el humano.


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Los comentarios son para aportar ideas, no se admitirá agresión ni violencia, propugnamos extender la principio de la igual consideración y la no violencia y lo aplicamos con humanos y no humanos.